Enervar
Allí estaba, rodeada de verde y entre el azul del cielo, sin palabras de aliento para animar mi ego, el olor del campo me envolvía para avivar mi alma, pero mucho pudo la tristeza de aquellas palabra que me dejaron divagando en el tiempo, dispersa en mi mente; a mi percepción mi espíritu ascendió a lo mas alto, queriendo correr y correr por ese huerto sin dejar rastro, es difícil comprender, es tortuoso saber lo insignificante que puedes ser, lo vulnerable que te puedes volver… solo te quedan las manos vacías, el corazón hueco y unas lagrimas que no paran. Y nunca, pero nunca fuiste lo suficientemente importante como darse cuenta que allí tú estabas.
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